miércoles, 9 de agosto de 2006

Anuncio de relato por entregas

Leo sorprendida al entrar en blogger que hay una parada programada para las 4pm. Para sus cuatro, se entiende, porque para mí son las 7pm ligeramente pasadas, y dudo que anuncien eventos restrosectivos -aunque sería interesante, ¿no?. Le advertimos de que esta mañana no quedaba jamón dulce en la nevera. Oh, gracias. Casi olvido que ayer olvidé reponer ese trasto blanco que tanta constancia exige. Y además, ¿que puede comerse bajo este sol que no sea gazpacho? Da pereza hasta pensar en la comida. No por apatía, pero es que parece que nada pueda concordar armónicamente con este clima. Mis quesos invernales son ahora insoñables. En fin... que he pasado muchas horas dando vueltas. Y he descubierto que la Barcelona que queda más allá de diagonal es infinita y desconocida. Picando timbres en las sedes de revistas donde todo quisque está de vacaciones, esperando el milagro, la vida parece nueva. De trinca. Siguiendo las oscilaciones caprichosas de Muntaner, me siento a la vera de los confines de aquél bosque de Alicia en el que dormía. Tengo el título, sí. Y lo de los idiomas, y las fotos, y cierta vieja gracia para el dibujo, y el candor, y... y me da verguenza seguir enumerando tanta gilipollez que suena a hueco. Será la tarde, que ayer llovió, que miro otra vez a través de la ventana, que la nevera está vacía, que hasta en mi más superficial superfície sé que no quiero dar mi tiempo a la cartelera de "Hola", que Agosto trae tanto desierto, que hay días que me pesan más los huesos, que la "Loca" de Chaouen se ha quedado sola en el winamp y se repite, que... que yo qué sé. Que yo qué sé, y eso sí quiero decirlo. Aunque me cueste abrir la boca. Que me averguenza escribir en primera persona pero siempre vuelvo a ello. Venga, va. Vamos a seguir con algo distinto. Esto es un ejercicio de autoanimación, porque como decían en aquél programa radiofónico nocturno, un buen día descubrimos que no estábamos hablándole a la nada y que había alguien del otro lado. Así que, oh, primicia, este post va a continuar con el inicio de un cuento inédito de Argila. Osea: que esto es, como lo de los periódicos, una narración por entregas. Y a cada entrega, se abre tanda por si alguien propone una continuación del hilo narrativo. Ya sé, ya sé. Esto va contra el arte de la novela. Contra la arquitectura narrativa preconcebida y todo eso. Pos bueno.

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