sábado, 28 de octubre de 2006

Cuando la propaganda es anónima

¿Por qué está el aire tan blancuzco hoy? Parece que el cristal de las gafas del mundo se haya ahumado y esté pidiendo una manga gigantesca que despeje...

Hace días que quería dedicar un minipost (como todos) al tema electoral. Pese a que los dramas nacionales me aburren cuál culebrón de sobremesa, reconozco que el momento de recibir la propaganda electoral sigue siendo un instante dulce. Pienso, ingenua, que por fin me llegan "los programas" -aunque sean planfletillos de tres caras. Este año los primeros en llegar no fueron los convergentes: por alguna razón, a mi buzón suele llegar antes el PP. ¿Curioso, eh? Y eso que soy cinturón periférico y tal. Quizás el socialismo se esmera menos en el que considera su territorio natal, qui lo sait.



Lo raro y comentable, en fin, no es que llegara el sobre del PP, ni que llegara el primero. Ni que en su lista por la presidencia de la Xene se incluyera un chino (¡de verdad! Puesto 31, o similar). La cosa es que el sobre llegaba blanquito, con su franqueo pagado, con sus nombrecitos dentro. Pero, ay, democracia, que el sobre venía sin logo: ni un triste PPC en una esquina, ni una seña del remitente, ni una sutil cinta azul liberal cuál terno identificativo. Nada. Era necesario abrirla para descubrir la reluciente sonrisa de Piqué.

¿Por qué? No, de verdad lo pregunto: ¿por qué? ¿Es que la sobriedad como seña del partido les ha llevado a no querer hacer manifestación alguna de identidad, por lo del decoro y las buenas formas? ¿O es que hay miedo de que, si se identifican, el sobre vaya directamente al cubo de basura sin siquiera ser abierto? ¿O qué?

Me dio terrible pena. Es como una empatía anti-mí hacia la minoría acosada.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Precisamente, por el acoso, porque hasta eso cabe esperar de quien quiere imponerse a toda costa. No me extrañaría que, en caso de haber existido LOGO, no hubieses tenido motivo para tu post.