martes, 8 de junio de 2004

El fiebro y la lira (creación en estados delirantes)

El mareo unido a cualquier actividad metálica –digo, mecánica -, conduce fácilmente al delirio. La situación pasa de ser un engorro a ceder mil detalles curiosos. Es cuestión de dejarse llevar y entender las absurdas obviedades que el estado nos releva –digo, revela -. Como el Satyiricón. Bastará un tiempo para recuperar el control de la elocuencia, pero las conexiones surrealistas ya han dejado huella en el cerebro. De ese material se alimentan nuestros sueños. Paralelamente y por otra parte (adverbios que se arrastran), escribo así por el reciente empacho ensayístico. Cuando volvía de los mundos morgarianos, mis palabras eran distintas. Lo cuál me lleva a concluir, a la torera, que escribimos (sí, todos: siempre extrapolando) por mimesis. Entiéndase, mimesis en plural y en simultáneo. Muchas, varias, distintas mimesis superpuestas sin equilibrio ni límites entre ellas. Habiendo aceptado hace años la idea de creación como nueva combinación de viejas pre-existencias, esta catalogación como mimesis no desentona en absoluto. The more I read, the more I write. Y lo que era vital y no he calificado hasta este preciso instante: menos miedo tengo.

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