martes, 27 de junio de 2006

Por fin...



Es, como todos los finales bien resueltos, un alivio, un desconcierto y un orgullo. Y no orgullo de título y birrete ni barbilla alta del que se sabe docto en partículas moleculares. Miro atrás estos cinco años y lo aprendido ha sido más bien fruto de los libros que caían por azar, de los dilemas de acción y de los encuentros con los demás, y repaso el eterno listado de asginaturas completadas y un cierto vacío me anuda el estómago. Así que el orgullo es más bien por haber llegado, por haber seguido cumpliendo marcas y rellenando casillas hasta este día. Y en alguien que es, por naturaleza, reacio a la constancia, esto es al menos un logro de la voluntad. Me doy cuenta que es, muy posiblemente, la satisfacción neurótica de cerrar círculos, de hacer "vistos" a finales de línea, de sistematizar los apuntes por temáticas y en cajas de colores. Tanto orden y tanta lista, tanto completar carreras para creerme esa falsa sensación de andar segura sobre lo que en realidad es un magma oceánico que me pierde.... Pero benditas sean las vacaciones, y bendito mi tiempo. Mío.

1 comentarios:

Francisco Veiga dijo...
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