sábado, 12 de junio de 2004

Terrible Adolescencia

En la EGB agujereábamos los huevos en la cúspide: por allí vaciábamos la clara y la yema, dejándo solo la cáscara vacía. Eso pretendo a veces: pinzarme a través del pecho el alma y escapar por ese hueco. Dejar en tierra pies, manos, piernas, pelo, ojos y esqueleto, y transformarme, volcarme en una sin forma de ligereza que se mantenga sin peso suspendida sobre el mundo, contorneándome entre los rincones de la tierra, inmiscuyéndome entre las aguas y las carnes. Desvanecer en persona y en esencia para no sentirme incómoda existiendo. Vaciar mi apariencia para ser jodidamente libre.

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