lunes, 18 de diciembre de 2006

El día que Rossi mordió asfalto


Esto es un poco como el post aquél de las muelas. Los lectores con algo de memoria histórica recordaran que hace escasos meses apareció por aquí un relato algo morboso sobre el estado de mis muelas del juicio; pues bien, lo de hoy no es más que otra secuela de esa (oscura, lo admito) tendencia mía a recrearme en la observación de los dolores, heridas y magulladuras propios. De la transformación visible, en definitiva. Digueu-me obsessiva, pero la convalescencia es lo que tiene.

¿Qué lecciones se pueden sacar de esto?
1) Nunca digas "esa cosa no puede ser mi rodilla". Lo es.
2) No dejes pasar quince horas para ir a urgencias después de un accidente, sobre todo si eso te sitúa en urgencias - Hospitalet un sábado por la mañana: los borrachos empiezan a despertarse.
3) Gran ley de la física motera: si llueve, resbala.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pobrecita!

Oye una cosa... si te ponen muletas me dejarás escribir alguna cita ¿a que sí?

arrrggh dijo...

Aisss... me has recordado que hace mucho queno me caigo y ya va tocando.

Judith dijo...

Manrash,

La muleta ya la tengo... pero como no pilles takker, te va a costar escribirrr, xd. ¿No os comáis mi lote, eh?

Anónimo dijo...

Mi mecánico me dijo una vez otra de las grandes leyes de la moto:
"Motoristas hay de dos clases: los que se han caido, y los que se van a caer"